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Nutrición: gran aliada en la prevención y en el tratamiento del cáncer
08 ago, 2023

Nutrición: gran aliada en la prevención y en el tratamiento del cáncer

Lic. Cecilia Schalin, Lic. Lara Horsch y Lic. Eliana Zucchetti. Nutricionistas de la Unidad de Mastología de Grupo Oroño.

La nutrición representa un rol fundamental antes, durante y después del tratamiento. Actualmente, un 30% de los cánceres pueden relacionarse con algún componente de la alimentación, además de jugar un importante rol en la prevención de la enfermedad.

Entre un 20% a un 40% de los pacientes presentan malnutrición al momento del diagnóstico. Las cifras varían en función del tipo de tumor, estadío de la enfermedad y tratamiento como la quimioterapia o radioterapia. Desde nuestra experiencia, los pacientes concurren a la consulta con la intención de mejorar sus hábitos alimentarios y para poder sobrellevar los síntomas indeseables causados por los tratamientos.

La idea es hacerlo de forma progresiva entendiendo que la mayoría de los hábitos vienen arraigados desde la niñez. Hay que recuperar el contacto con la cocina e involucrarse en la elaboración de las comidas. Esto permite desplazar alimentos ultra procesados con alto contenido de grasas trans, azúcares, harinas refinadas e ingredientes de mala calidad nutricional.

La finalidad es aumentar favorablemente la respuesta frente a la radioterapia o quimioterapia, tolerar los efectos secundarios y mejorar la calidad de vida. Es por eso que consideramos que debe abordarse de modo precoz, individualizado y dentro de un tratamiento global. Aquellos pacientes que mantienen un estado nutricional adecuado tienen notables beneficios al momento de tolerar los efectos secundarios del tratamiento oncológico.

Dieta Mediterránea

Por su evidencia científica, la Dieta Mediterránea, surgida en 1942 en el Sur de Italia y Grecia, es altamente recomendada por su efecto antiinflamatorio. Se basa fundamentalmente en alimentos de origen vegetal y pescados de mar por su aporte de ácidos grasos de Omega 3. Entre ellos, aceite de oliva, aceitunas, frutas y vegetales frescos de estación, semillas, frutos secos y legumbres.

Este modelo de alimentación se considera uno de los más saludables por sus efectos positivos en relación con enfermedades cardiovasculares, diabetes, envejecimiento, obesidad y por su potencial efecto protector frente al cáncer. Cada persona es diferente por lo que los tratamientos oncológicos deben ser personalizados. Debemos individualizar la consulta teniendo en cuenta la presencia o no de otras patologías, síntomas, gustos, etapa biológica y necesidades particulares.

Alimentación versus nutrición

La alimentación es un proceso voluntario: es el acto de elegir un alimento e ingerirlo. La nutrición, por otro lado, es un proceso involuntario en el que nuestro organismo transforma y utiliza la sustancia nutritiva del alimento. Las personas tenemos necesidades nutricionales diferentes y nuestros hábitos se pueden ver modificados por una serie de factores -entre ellos ansiedad, tristeza, mal humor- y repercuten en una malnutrición, ya sea por exceso o por déficit.

Los tratamientos oncológicos pueden provocar efectos secundarios que causan problemas para comer y/o disminución de apetito, así como la sensación de cansancio o fatiga continua; estos factores influyen a la hora de mantener una correcta alimentación.

Con un plan adecuado antes de iniciar los tratamientos, el paciente logrará reservas nutricionales necesarias para mantener la energía y reducir los efectos secundarios.

Hidratación y actividad física

Además de la alimentación, durante el tratamiento hay que hacer hincapié en la hidratación, fundamental para el buen funcionamiento del cuerpo. Durante el tratamiento oncológico, una correcta hidratación tiene beneficios tales como la eliminación de toxinas; el cuidado del funcionamiento de los riñones; el mejoramiento del tránsito intestinal; y, en el caso de vómitos y diarrea, la reposición de líquidos.

Por último, es trascendental fomentar la actividad física, que trae tanto beneficios fisiológicos como psicológicos. Es muy importante que se continúe haciendo ejercicio durante los tratamientos, adaptando la intensidad a las necesidades de cada etapa. Independientemente de tu edad, mantenerte activo permite un mayor grado de independencia y bienestar general.

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